Caza furtiva
Hay muchas formas de furtivismo: huroneros, buscadores de trofeos,
hueveros, carniceros, fareros, etc. Sirviéndose de procedimientos cuyo
objetivo es matar la mayor cantidad posible en el menor tiempo, utilizan
medios prohibidos para alcanzar sus fines. Hay casos que harían vomitar
a cualquiera que tenga un poco de sensibilidad, como los que por
conseguir un trofeo que lucir en su salón matan a animales a los que
cortan la cabeza y abandonan el resto del cuerpo, o los que inyectan
veneno en los huevos de los nidos para que al ser picoteados por
animales como las urracas, caigan fulminados. Estos delincuentes, muchos
de ellos con licencia de caza y federados, utilizan artilugios
repugnantes para sus fechorías, como cepos donde en ocasiones caen
atrapados sus propios perros y allí quedan abandonados. Se han visto
cabras montesas sin una pata, mutiladas por una de estas trampas, redes,
mallas, jaulas, explosivos, sistemas de electrocución, linternas,
escopetas con visores nocturnos y toda clase de venenos. Una verdadera
industria de la muerte al servicio del divertimento de unos cuantos y
del beneficio económico de otros tantos.
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